Por: Alberto Cárdenas Aldrete
Chihuahua, Chih., a 11 de abril del 2024.- La semana pasada, después de caminar por 60 kms por la cordillera de los Himalayas a temperaturas de hasta -18° C y subiendo hasta 5,300 m sobre nivel del mar, logré el objetivo de llegar, junto con nueve excelentes compañeros, al Campo Base del Everest (CBE). Realmente llegué al límite de mi capacidad física y tal vez mental. Lo di todo para llegar, de hecho unos kilómetros antes, y con algo de lágrimas en los ojos, me había dado por vencido. Al final, logré tomar un último aire gracias a un poco de descanso, el apoyo de mis compañeros y fuerzas que seguramente recibí del cielo.
Tres semanas antes, como parte de la preparación, intente subir el Nevado De Toluca (Nevado), el cual está a 4,600 m de altura. No lo logré, solo pude subir a 4,300 m y el cansancio, principalmente debido a la falta de oxígeno por la altura (entre más subes, cada vez el aire contiene menos oxígeno y eso genera mayor cansancio y otros síntomas), me hizo regresar.
Ante estos dos eventos podemos decir que: por haber llegado a CBE, ¿debí sentirme exitoso?, y al fallar en Nevado, ¿fracasado?, mi opinión es que ni una ni otra. Hay que reconocer que es imposible no sentirse contento cuando logras la meta como en CBE o un poco triste al tener que abortar la misión de subir el Nevado; sin embargo, ni un éxito te convierte en exitoso, así como una falla no te convierte en fracasado.
Sobre esta idea, te ofrezco algunos conceptos que pudieran servirte:
Mi opinión es que tener metas en la vida está sobrevalorado. Lo realmente importante es tener una definición de quienes queremos ser y como queremos contribuir a dejar este mundo. Una vez que tienes claro ese camino, comprométete con todo lo que tengas para llegar tan lejos como puedas. Todo tu esfuerzo físico, tu compromiso por aprender y tu ambición por intentar.
Establecer metas continuamente está bien, pero solo si te ayudan a andar en ese camino. Cuando las establezcas, recuerda que te deben de dar algo de miedo, si no, estás en zona de confort. Y si fallas, recuerda también que lo contrario del éxito no es el fracaso, sino no haberlo intentado.
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